martes, 30 de junio de 2009

Lo que uno escribe, el entusiasmo y las interpretaciones

Hace una semana o dos atrás en mi taller anual de la orientación (TAO de periodismo), el profe nos dio una consigna. Había que escribir algo basándose en un poema de Oliverio Girondo, tomando en cuenta las acciones que más se reiteraban en su texto.
Esto es lo que escribí:

La espera

"Sentado frente a la taza de café y el bizcocho. No la bebe ni lo come. Los mira. La mira. Suspira. Se decide a beber, pero toma del vaso de agua. Luego de mucho meditar piensa en ir a otro sitio, pero permanece en su lugar y bebe un sorbo del café. Siente algo raro en la taza. Ella no tiene nada. Lo roza. Solo rosas. Agarra el bizcocho con dos dedos y lo roe un rato sin terminar de morderlo. El café ya se enfría. Él cree que no se enfría. Lo roza. Rosas. Después de todo no pasa otra cosa por su cabeza más que vivir bien. Y a fin de cuentas, está todo bien. No pasa nada. Ella no tiene nada. Lo roza. Solo rosas. Solo piensa en entregarse y así redimirse de sus pensamientos vacuos y descarriados. Dejarse llevar y vivir bien. Darse sin esperar nada a cambio y disfrutar. Después de todo, eso es lo único que importa ¿no? Eso a pesar de que algunos critiquen. Tontos. Es irrelevante. Solo darse y dejarse llevar. Ya nada pasa por su cabeza. No se perturba más por pensamientos vacuos y descarriados. No se preocupa. No le preocupa más. Después de todo, ella no tiene nada. Lo roza. Rosas. Ella lo besa y lo acaricia. Infinita felicidad."

En la devolución del trabajo leo que la corrección dice: "Es un ejercicio literario interesante, valioso desde lo narrativo, pero no se enmarca en ningún tratamiento periodístico".

A ustedes que les parece ¿largo la vocación que yo imaginaba para mí de periodísta y me lanzo a escribir cuentos, narraciones y literatura?