sábado, 26 de diciembre de 2009

Algo para preservar de este año

Se va yendo el 2009 y a pesar de que este blog ya no mantiene la actividad de antaño ni tiene la frecuencia que supo tener, no está muerto quien pelea.
Y lo mismo va para el personaje, trascendente para la cultura y las artes gráficas argentinas y universales que nos dejó este año.
Este artículo que dejo transcripto está dedicado a Andrés Cascioli, fallecido este año y lo escribí hace un tiempito para un blog de la facu. Temí que allí pudiera quedar algo olvidado, por lo que quise transplantarlo a mi blog y que asiente raíces aquí.

“El humor debe continuar”


¿Para qué irse del mundo joven y con humor? Lo que es no respetar los cánones ni el status quo de la muerte y la decadencia. Tal vez será que eso fue lo que siempre quiso e hizo Andrés Cascioli, fallecido el 25 de junio pasado a los 73 años de edad. A pesar de que el cáncer lo terminó venciendo, su premisa y legado al periodismo gráfico fue una saludable actitud de satirizar los pesados momentos políticos en los que vivía.

Antes lo habían hecho otros con sus genialidades y audacias en las páginas de revistas como Hortensia o Tía Vicenta, hasta que el peso de las morsas cayó sobre ellas. Claro que luego fue peor y llegaron los tiempos de dinosaurios y parcas sangrientas. Por una cuestión generacional, yo no llegué a leer las grandes publicaciones que supo encabezar por esos años. Yo la que leí y recuerdo fue Humi, una revista para los más pequeños.


Cascioli fundó en 1972, junto con Oskar Blotta, la revista Satiricón y en 1978, Humor Registrado. En torno a Humor, dio vida a Ediciones de la Urraca, sello que editó más de un decena de revistas. De sus creaciones, de más está decir que Humor fue la revista más vendida e influyente de política (primero) y humor político de los 80´s y 90´s; y que se bancó parte de la dictadura militar con huevos de acero.

Parece un imposible; en la Argentina existió una revista cultural que llegó a vender 330 mil ejemplares enfrentando a la dictadura militar, diciendo desde el humor lo que nadie creía que toleraría la censura. Todo esto contando con un notable grupo de guionistas y dibujantes, y un auténtico seleccionado de firmas que hacían posible la revista. Existe un volumen que presentó las mejores páginas de la legendaria publicación, "La revista Humor y la dictadura". No obstante todo esto no es una mera muestra de historia, sino que debería ser el guante que recoja el periodismo gráfico de hoy, que ya no es el mismo sin Andrés Cascioli.