sábado, 25 de agosto de 2007

Ensayo

Releyendo cosas que escribí hace unos años, encontré esto. Se trata de un ensayo acerca del cine testimonial y político, propio de fines de los sesenta y setentas en nuestro país. Este género recobró importancia y protagonismo en audiencias y productores, de vuelta hacia los años noventa. Esta década deberá ser recordada por ser la segunda década infáme, a raíz del menemato.
Este tipo de películas dan algo más que simplemente un escapismo frugal hacia la fantasía vacua, invitan a una reflexión acerca de la situación social y política que describen. Y en la mayoría de los casos, también, hacia la acción directa.
Ahora sí, el ensayo:

El cine documental/político en la Argentina.

“Creo en la necesidad de documentar cada tarea o idea, y llevarla a la base para la información y la discusión. Crear el cine móvil, que cabalgue por los campos y las calles, desde Africa a Tierra del Fuego. Este es el momento de un cine documental”, decía Raymundo Gleyzer, cineasta político y argentino, allá, por los 70´s, años antes de que la última dictadura militar lo desapareciera.


El 19 y 20 de diciembre de 2001 el pueblo argentino salió a las calles y al grito de "que se vayan todos" derribó al gobierno de Fernando de La Rúa y las multinacionales. La clausura del espacio y de las condiciones de comunicación con el sistema político dejó en evidencia la ruptura de las mediaciones políticas.
Otra consecuencia de la ruptura de diciembre del 2001 fue la visualización de un conjunto heterogéneo de formas de protagonismo social que fueron surgiendo en distintos momentos de la crisis. Entre ellos, el movimiento de los documentalistas. Porque la gran mayoría de los documentalistas se comprometió con el nuevo movimiento social en marcha junto a las asambleas populares, los trabajadores de las empresas recuperadas, los movimientos de trabajadores desocupados, los movimientos campesinos. De allí su pujanza y protagonismo en el terreno de la comunicación y la producción audiovisual en el presente, relevancia que se fue dando desde las movilizaciones de los fogoneros de Cutral-Có.
Si bien desde los inicios del cine argentino existieron incursiones en el género documental sobre cuestiones sociales, en nuestro país el documentalismo se afianzó a partir de la década del´60, en un proceso que acompañó el del surgimiento de movimientos sociales en toda Latinoamérica.
Aunque no se pretenda en este trabajo realizar un relevamiento filmográfico completo, es ineludible recorrer los trabajos más significativos de los documentalistas más destacados de este género en nuestro país: La carrera de Jorge Prelorán se inicia en 1954 con "Venganza". Fernando Birri, produce su "Tire dié " entre 1956 y 1958, película que se transformaría con el tiempo en un emblema del género y del cine latinoamericano. Humberto Ríos produjo "Faena" en 1959 y Juan Oliva "Los cuarenta cuartos". En 1968, La hora de los hornos, de Femando Solanas y Octavio Getino, da comienzo a la obra del grupo Cine Liberación, que también produjo "El camino hacia la muerte del viejo Reales", de Gerardo Vallejo, un argumental cercano al documental. En la misma época surgía el grupo Cine de la Base, gestor de "Los traidores" (1966-1970) argumental de creación colectiva, y "México, la revolución congelada", de Raymundo Gleyzer. De la obra de Gleyzer también son conocidos los documentales "Ceramiqueros de Traslasierra", "Pictografías del Cerro Colorado", "El ciclo", "La tierra quema" y "Ocurrido en Hualfín". La obra de Prelorán es, sin dudas la más prolífica y homogénea, contando con más de cincuenta documentales, entre los que se destacan, a partir de 1969, "Herrnógenes Cayo", "Araucanos de Ruca Choroy" de 1971, "Los Onas" y "Vida y muerte en Tierra del Fuego" (1973), "Cochengo Miranda" de 1974 y "Los hijos de Zerda" de 1978.
Humberto Ríos, protagonista y cronista de los orígenes del documental social argentino, relata de esta forma esos comienzos: "...Pero hubo otra época, anterior, en la cual todavía no vivíamos en el miedo y en el horror, sino que teníamos confianza en nuestro quehacer y esperanzas para el futuro, cuando se iniciaban las cinematografías nacionales (llamémosla insurgente) que con el correr del tiempo abarcarían todo el espectro posible de géneros destinados a redescubrir nuestras realidades sumergidas en la memoria colectiva. Empezaron a asomar en las pantallas rostros de seres desconocidos, voces que hablaban de esperanzas rotas, de destinos inciertos, de agobios lejanos. Las realidades políticas influyeron mucho en este proceso. Desde el cine social hasta el cine de agitación pasando por el cine testimonial, el etnográfico, el antropológico, todos de algún modo intentaron la radiografía de un continente expoliado."
El cine político de los´60 y´70, con Pino Solanas, Fernando Birri, Getino, como protagonistas destacados, buscaba oponerse a la hegemonía hollywoodense, a través de "un cine acción que promoviese la participación". Estos rasgos parecen ser comunes a aquel cine político militante y la generación de cineastas independientes de los ´90, ya que ambas corrientes se caracterizaron por un abierto rechazo e intento de superación de un cine argentino previo que no consideraban representativo de una cierta identidad.
Por supuesto que el documentalismo argentino no se agota en las obras citadas en el párrafo anterior, ni termina en esos años. Paralelamente se produjeron otros documentales y destacaron autores, sin llegar a la trascendencia de los citados. Los años posteriores también fueron fecundos y surgieron nuevos realizadores, entre los cuales se destaca Tristán Bauer, actualmente en la plenitud de su carrera. Otros documentalistas destacados de la última generación son: Federico Urioste con "Rebelión" que evoca el Cordobazo de 1969, Enrique Piñeiro con "Whisky Romeo Zulú" que denuncia los detalles del incendio del avión de Lapa en el ´99, mediante la ficción, o Albertina Carri, con "Los Rubios", entre otros jóvenes cineastas interesados en el abordaje del pasado del país y de nuestra sociedad.
Lo que específicamente diferencia al documental de otros géneros narrativos es la "no ficción"; pero además de ser una definición por negación, este limite fue cruzado de ida y vuelta varias veces, sin que eso representara pérdida de identidad alguna.

  • El cine documental como generador de conciencia.
El documentalismo conjuga la investigación social con el lenguaje audiovisual, por lo tanto no basta con las buenas intenciones del realizador, sus convicciones, su práctica política, su compromiso con el tema, su irrefrenable voluntad de modificar la realidad. Si la idea no está presente en el documental, no sensibilizará a su público. Sin embargo una vez logrado este objetivo de sensibilizar al espectador con el testimonio expuesto en el film, es posible mantener la memoria colectiva no como un añejo recuerdo en el baúl de la historia, sino permaneciendo como un patrimonio de acción social.
Aquí yace la importancia que tiene la necesidad de adoptar una modificación en la posición del sujeto (realizador) respecto del objeto, actuando ya no como periodistas, investigadores, sino como manifestantes con cámara, no desde afuera sino desde adentro de los acontecimientos reflejados.
Lo que define al documental es, fundamentalmente, la postura del realizador: considerarse un igual a quien está siendo filmado, un trabajo no "sobre" el otro sino "junto con" el otro, filmar porque se está involucrado con aquello que está sucediendo. Sin embargo no es suficiente con "dejar hablar al otro". Dar la palabra al damnificado no garantiza la decodificación de la idea. La mirada del realizador o del investigador siempre debe estar presente, pero como lo que es, no pretendiendo hablar por el otro. Hablar por el otro o mejor dicho "en lugar del otro" es lo mismo que no dejar hablar al otro. Eso no es cultura popular sino paternalismo. Es lo que hace la madre sobre protectora (o castradora) cuando no deja hablar al hijo, porque cree que sus palabras "interpretan mejor" lo que el otro quiere decir.
Estas realizaciones conjugan entonces investigación social con lenguaje audiovisual.
En relación con los otros géneros de cine y video, el documental, al estar anclado en mayor medida con la realidad que pretende reflejar y representar, posee la capacidad de mostrar, y aún de reivindicar, reclamar, denunciar, de una manera más directa. En este sentido, es esta característica del documentalismo la que permite que sea utilizado como una herramienta de transformación social y no sólo como práctica estética, periodística, o de investigación social.
Los documentales suelen girar en torno a temáticas tales como: el equilibrio ecológico, el fin de las políticas de exclusión, ajuste económico, el respeto por la diversidad cultural, el paulatino control popular de los presupuestos comunales y provinciales, guerras planetarias, grandes hambrunas, malditas policías y ejecuciones sumarias, excluidos del sistema, inmigrantes rechazados, trabajadores que pierden sus empleos, piquetes y cortes de ruta, etc.
La realidad social observada es así la esencia natural de la escena captada por la lente de la cámara; el formato estético pasa por lo pertinente del tema ha tratar, la calidad de las imágenes y los efectos técnicos, la dinámica del relato y la empatía que se genere con los diferentes grupos sociales.

  • La recuperación de la memoria
Es en el campo de la política donde el documental continúa en una etapa fructífera, ya que es en este género de filmes, donde los espectadores (tanto de nuestro país tan familiarizados con lo expuesto, como el público extranjero en los festivales de cine y en sus salas), pueden ser testigos de las realidades registradas a través de estos productos artísticos con lazos de pertenencia a un patrimonio preexistente en la memoria colectiva. Memoria, que con lo expuesto anteriormente, es llevada hacia la acción, sensibilizando generando conciencia, intentando transformar estas problemáticas sociales exhibidas, e intentando dar cuenta de ellas.
A su vez es de vital importancia para las películas de producción nacional, la necesidad de oponerse a la influencia del cine norteamericano que no es tan grave por la exhibición directa de sus películas, sino por la captación que hace de muchos realizadores nacionales a partir de la imposición de sus formas estéticas y estructuras narrativas basadas en el principio del cine como espectáculo de masas. Como consecuencia, nada de cine arte, cine testimonio, cine de autor, cine documento, entre otras posibilidades de concebir el cine más allá del espectáculo comercial.
"Si la memoria es un puente necesario, si nos están quitando todo hasta el derecho a soñar , serán entonces los tiempos en que deberemos producir desde la autogestión y el compromiso, denunciando y poniendo en imágenes lo que no se ve... dando la palabra al oprimido, haciendo que éste sea sujeto y no objeto del filme." Lucrecia Mastrángelo en su discurso presentado al Foro Documentalista del año 2002.
Una vez más, el cine aporta a la reflexión al asomarse al pasado más reciente y sobre sucesos que marcaron la historia del país, mediante estas películas que mueven a recuperar la dignidad y la memoria de la Argentina.

jueves, 23 de agosto de 2007

Creo que me suena...

...a algo que conozco.
La idea de esto es descubrir de que se trata lo que no es nombrado en el texto, pero que es aludido en toda su extensión.

“El globo que no vuela”

_“ Sos como un globo que no vuela”. En muchas ocasiones he oído esto de boca de otros objetos útiles para el hombre. Por más que medité en mi cuarto durante horas sobre ese comentario, no pude encontrarle sentido. Después de todo, los globos son cuerpos de plástico inflados con gas. Sin embargo, cualquiera que sepa apreciar el material del que estoy hecho, podrá darse cuenta que no tengo nada que ver con los globos.
Lo más preocupante de todo, es que no es lo único que se ha dicho de mí. Podría hacer una lista enorme de los modos en que intentan definirme, pero no es mi intención aburrir con zonzeras.
Un detalle importante del que debo dar cuenta, es que no soy el único de mi especie. En más de una ocasión he visto a otros como yo. Es más, confieso que guardo grandes sospechas acerca de una posible producción en masa de muchos iguales a mí.
Las personas son seres muy extraños. Ellos suelen aparecer, una vez que mi cuerpo se llena de cierto aura. Por alguna razón ellos siempre me colocan en la parte superior del cuarto, haciéndome dar varias vueltas sobre mí mismo. Si este procedimiento no se lleva a cabo, no hay modo en el que pueda cobrar vida.
Existe una semejanza entre las personas y yo, que siempre me causó mucha gracia: la completa superficie de mi cuerpo, se parece mucho a esa cosa llamada “cabeza” que llevan enroscada sobre sus hombros.
La mejor manera en que se ha descripto mi función en este mundo, fue pensada por cierta persona instruida.
Dijo:“Son globitos de material frágil, herméticamente cerrados. Desde ellos se liberan ciertos agentes físicos que exterminan las penumbras, permitiéndole a las personas apreciar con claridad el mundo real.”
Tal vez estas palabras lleven a pensar en mí, como en un ser divino o profético que llegó para salvarlos. Pero naturalmente, estas serían puras especulaciones incoherentes.
Después de todo, no soy más que un utensilio, necesario para la vida moderna de las personas.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Sobre realidad y ficción

He aquí algunos pensamientos y reflexiones acerca de la cultura, el arte y la política desde mediados de los 50´s, los 60´s y 70´s (quisiera aclarar y enfatizar que son sólo algunas ideas hilvanadas alrededor de ciertas obras culturales y artísticas acontecidas en las décadas antes citadas, de ninguna manera esto pretende ser un estudio o análisis exhaustivo, ni mucho menos).
Para esto me voy a basar en un caso particular; el de Héctor G. Oesterheld. A continuación habrá una pequeña reflexión acerca del rol e influencia (tergiversadora de las acciones políticas revolucionarias de fines de los sesenta y principios de los setenta fundamentalmente, en mi opinión) del peronismo en la política radicalizada que se manifiesta en Argentina desde fines de los sesenta y hasta mediados de los setenta.

La historieta o comic (según su etimología norteamericana) es una de las artes más despreciadas y minusvalorizadas de nuestra cultura. O, corrección, por lo general no se la considera arte o directamente como si fuera un tipo de literatura degradada, para el vulgo, destianada a aquellos deficientes de entendimiento, etc.
Uno de los mayores representantes de este tipo de relatos en nuestro país a sido Oesterheld. Tristemente célebre ha sido la figura de Héctor G. Oesterheld a causa su desgraciado final, a manos de la dictadura genocida que atravesó a sangre y fuego al historia de nuestro país, como también de la mayoría de los países vecinos del Cono Sur. Tanto él como otras grandes figuras de la cultura (y de la política, trabajadores y toda una generación en pleno) cayeron víctimas de estos asesinos que usurparon el poder entre 1976 y 1983, buscando erradicar la resistencia que se venía gestando desde ya años atrás.
Fue una dictadura represiva y torturadora cuyos objetivos serían, además, la preparación del terreno para una severa modificación de las estructuras de la economía, produciendo así la pérdida del protagonismo de los asalariados en el P.B.I., el favorecer a los circuitos financieros en detrimento de las capacidades productivas y tantas cosas más...
Volviendo a los aspectos culturales y del género de la historieta en sí, Oesterheld es uno de los escritores de mayor reconocimiento en este campo. Una de las razones más importantes de su gran maestría como escritor e historietista, como una persona de gran imaginación de alta calidad literaria, ha sido "El Eternauta", publicada en el semanario "Hora Cero", alrededor del año 1957. La historia, que habla sobre un viajero de la eternidad que se aparece en casa del propio Oesterheld y le cuenta la historia de una terrible invasión extraterrestre en Buenos Aires, se publicó por entregas semanales hasta 1959, con un gran éxito.
A través de los relatos que conforman al maravillosa historia contada en "El Eternauta", Oesterheld transmitió grandes ideas como la del héroe (Juan Salvo en la historieta) que nunca es un héroe solo, un héroe individual de tipo romántico, si no que es un héroe colectivo (Juan Salvo logra grandes cosas, pero siempre con la invalorable ayuda de otros con grandes capacidades como el coraje de Pablo el tornero, la inteligencia de Favalli, la vocación historiográfica de Mosca, el amor de Elena y Martita...).
También es muy interesante la concepción"Crusoeniana" que atraviesa toda la historia. Según el autor es interesante la idea de un "Robinson Crusoe", que estando solo y tan solo contando con los recursos a su alrededor y sus capacidades de supervivencia en ese medio hostil, logra salir adelante. Algo similar y basándose en esa idea de lo que sería un "Crusoe moderno" se desarrolla en "El Eternauta". Quiero volver a resaltar el hecho de que esta es una historieta con alta calidad literaria. Da la impesión de estar leyendo una novela ilustrada.
Desde ya que son bastante interesantes las analogías y metáforas planteadas en el relato de "El Eternauta", acerca de inteligencias superiores que controlan bestias y recursos para la invasión y el dominio, inteligencias que a su vez están controladas por otras fuerzas superiores.
A Oesterheld lo comienzan a perseguir junto a sus cuatro hijas a causa de su militancia en Montoneros. Es ya conocida la posterior captura, puesta en cautiverio, tortura, asesinato y desaparición, tanto de él como de sus hijas, a manos de los genocidas.
Montoneros principalmente, tanto como otros grupos guerrilleros de principios de los setenta tendían a ver al peronismo y fundamentalmente a la figura de Perón como la clave para la liberación definitiva del pueblo argentino. Este fue, en mi opinión, uno de los problemas más graves que se les presentó a las agrupaciones guerrilleras en cuanto a la lectura poítica que hacían de los hechos de esa época.
La guerrilla argentina nace por dos causas principalmente. En primer lugar, el acercamiento entre las clases medias y bajas y en segundo lugar, la atracción que producía Perón desde el exilio, en la juventud que lo seguía.
Hubo dos movimientos guerrilleros destacados en Argentina. El ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) era el brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Eran marxistas y consideraban al peronismo una operación de la burguesía para ganar tiempo y retrasar la concreción de la revolución obrera.
Por otro lado estaba la principal fuerza guerrillera de origen urbano generada en Latinoamérica, los Montoneros. Eran partidarios de la lucha armada y transformaron la imagen de Perón, haciéndolo ver un personaje revolucionario.
Perón es fue y será el personaje político menos revolucionario en la historia de este país. Aún cuando se cree ver en el a un "gran defensor de los trabajadores"a través de las políticas de su primer gobierno, no fue más que aquel que implementó medidas reformistas propias de la socialdemocracia Bismarkiana, medidas tendientes a contener el descontento de los trabajadores a causa de los años y años de falta de una justa distribución de la riqueza. En cuanto a la política, ni hablar. En esos años el resultado fue un notorio debilitamiento de las bases, docilizadas, cada vez más reformistas en sus objetivos de índole marcadamente gremial en sindicatos fieles al punto de ser el bastión último de sus fuerzas políticas.
Justamente estos sindicatos son aquellos en los que residirán las resistencias de aquellos que habían creído en las mejoras representadadas por el peronismo a su calidad de vida y su dignidad como marginados de la vida política.
Fue así que el peronismo representó un repertorio de ficciones. Un repertorio de ficciones en el sentido de que proponía la superación de la lucha de clases. Superación que se daría solo en el plano de la retórica, nunca en el plano de la realidad material, económica, política.
Este fue uno de los mayores errores en el curso de las acciones políticas adoptadas por la guerrilla en Argentina. No advertir el grado de conflictividad que implicaba la adhesión al peronismo, visto como "fuerza revolucionaria".
No obstante, bajo estos principios vivieron y lucharon grandes hombres de la cultura como Oesterheld y Rodolfo Walsh, entre otros. Walsh de quien es la autoría de la famosa "Carta abierta a las Juntas Militares", con la que voy a cerrar esta disgresión.
¿A qué se refería esa carta, dirigida al "proceso" encabezado por los militares? Veamos: reducción salarial masiva, redistribución de ingresos y concentración brutal de la riqueza, desocupación récord, derrumbe del consumo, éxodo de profesionales por la "racionalización" de la economía, endeudamiento externo histórico, atrofia de todas las funciones creadoras y protectoras del Estado, obediencia ciega a las recetas del FMI, reinado de los monopolios y de lo que llamó "nueva oligarquía especuladora". Hay más: desnacionalización de la banca, dominio extranjero del ahorro interno y el crédito, premio a las empresas que estafaron al Estado.
Escribió Walsh: "Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada".
Claro que el mismo peronismo en el que creían Oestreheld, Walsh y tantos otros miles de desparecidos, sobrevivientes y actuales habitantes del país, es el que prosiguió en los noventa y en la actualidad con las tareas de desestructuración económica iniciadas en la dictadura. Porque pensar otra cosa, a mi jucio, no sería más que una falacia.

martes, 7 de agosto de 2007

Algunos textos hechos para la facultad, en Taller de Expresión III: segunda entrega

Una nueva entrega de los trabajos que hice para la facultad. En este caso fueron dos entrevistas que hice como trabajos cuya nota cerraba cada cuatrimestre.
Sobre estas dos entrevistas que paso a transcribir, puedo contar que la primera fue hecha a Silvia Bravo, antropóloga, taquígrafa en el congreso, cantante en un coro y por sobre todo, una mujer muy afable. La contacté fácilmente para entrevistarla, ya que mi papá está en un programa de lectores voluntarios, y le va a leer a ella una vez por semana, a causa de sus problemas de vista.
En el caso de la segunda entrevista fue hecha a un preparador físico.

Ahora si, paso a transcribir las dos entrevistas con un pequeño margen de separación:


Viernes 1º de Septiembre de 2006

Silvia Bravo. Licenciada en Antropología, trabaja en el Senado de la Nación, donde se desempeñó en el cuerpo de taquígrafos desde 1973 hasta 1984. Hace varios años que padece una ceguera en la parte central de la visión. No obstante, canta en un coro y sigue siendo una apasionada de la lectura, según dijo: “La lectura para mí siempre fue algo deslumbrante”.

_ ¿A que te dedicás actualmente?

Silvia Bravo: Trabajo en el Senado de la Nación. Soy de las pocas personas que ingresó por concurso público de posición. Ingresé en el año ´73 para el cuerpo de taquígrafos, un trabajo técnico muy específico. Ahí estuve once años, estuve también durante la dictadura, cuando funcionaba la C.A.L. que era la Comisión de Asesoramiento Legislativo un simulacro, de lo que es el Congreso de la Nación. Trabajé en distintas comisiones, muy poquitas. Después en el año 84 me fui del cuerpo de taquígrafos, ya para dedicarme a tareas más relacionadas con mi profesión, yo estaba terminando mi carrera en la UBA, en la Facultad de Filosofía y Letras, la licenciatura en Ciencias Antropológicas…

_ ¿Qué fue lo que te llevó a interesarte por el estudio de la Antropología?

S.B.: Cuando terminé el secundario, empecé la carrera de Letras en la UBA. Hice algunas materias y dejé. Me gustaba la historia… pero no me gustaba estar en contacto sólo con documentos sino que me gustaba estar en contacto con personas concretas, de carne y hueso, y así fue que me decidí por la antropología.

Bueno y como te decía, en cuanto a mi actividad laboral, desde el año 84 trabajo como asesora técnica, soy una asesora de la planta permanente. No obstante mi puesto de trabajo no depende de los vaivenes de la política.

_Para poder ejercer el trabajo de taquígrafo es muy importante mantener una muy buena memoria, ¿no es cierto?

S.B.: Si, pero bueno, queda claro que hace muchísimos años abandoné toda tarea relacionada con la taquigrafía. Además es una tarea específica, el taquígrafo parlamentario no es lo mismo que el taquígrafo de una oficina cualquiera. Se requiere de una formación que demanda muchos años. Pero no solamente la memoria, hay otros requisitos. Te haces muy ducho en trabajar con textos, por ejemplo. Yo detecto inmediatamente los errores de ortografía, soy tremenda para eso. Miro algo y digo “tic”, a esto le falta el acento, a esto le falta una coma. Me doy cuenta si un texto tiene coherencia interna o no la tiene, por ejemplo. A mí siempre me gustó y me provoca mucho placer trabajar con textos y el uso del idioma, el buen uso del idioma.

_ ¿Desde hace mucho tiempo tenés esa pasión y esa dedicación que ejercés por la lectura?

S.B.: Lo que siempre me gustó desde chica es la lectura. Cuando yo era chica me llamaba mucho la atención ir a una casa donde no hubiera libros, porque en mi casa siempre hubo muchos libros. Mi papá tenía varias bibliotecas, muy tentadoras, diseminadas por la casa.

_ ¿Y que hacías cuando ibas a una casa donde no había libros? ¿Te aburrías?

S.B.: Y sí, mis ojos se iban inmediatamente buscando libros. Libros o cualquier otro papel impreso. Cualquier papel impreso me atraía. A veces hasta me retaban porque íbamos de visita a casas de amigos de mis padres o de parientes y enseguida me enfrascaba en algún libro o revistas o folletos, o cualquier cosa escrita. A mi me encantaba y me metía. La lectura para mí siempre fue algo deslumbrante, hasta el presente, desde ya. Era tanto el placer que me causaba a mí leer y era tan curiosa cuando era chica que íbamos a una casa y a mí lo único que me llamaba la atención eran los libros. Leía asistemáticamente, lo que venía. Después cuando fui creciendo, también seguí leyendo. Pero yo leía tanto, tanto, que a la noche mi viejo tenía que ir a comprarme alguna novela, algo. Entonces lo que trataba mi papá era que lo que yo leyera no fueran obras adaptadas para chicos, si no obras originales. Así que te digo, yo leía al bulto en realidad. Después con los años encaminé mis gustos literarios a medida que fui creciendo. La lectura siempre me resultó atrapante.

_ ¿Actualmente tenés algún momento en especial para leer o lo hacés en casi todo momento del día?

S.B.: No, yo no puedo leer ahora por el problema que tengo en la vista. Yo tengo una ceguera en la parte central de la visión y veo con la periferia, se llama maculopatía. Por eso dependo mucho de la computadora. También recurro a los voluntarios que leen a los que no son ciegos como yo, pero que no podemos leer. Y estudié braille, que es un sistema de lecto-escritura. Después de estudiar el braille, estudié musicografía en braille. Otra cosa donde también necesito leer, es cuando estudio las partituras para el coro. Lo que hago con la computadora es usar un programa que me edita mi línea. Para cuando llega el concierto trato de tener memorizada la obra pero a veces son obras muy difíciles, no son canciones, es un esfuerzo que hago, pero bueno eso creo que es algo que me mantiene bastante aceitada las neuronas.

_ ¿Y en qué medida afectó el problema de la vista al trabajo que hacés en el congreso?

S.B.: Mirá, no lo afectó demasiado, porque yo soy muy prusiana para hacer las cosas. Entonces me pongo absolutamente de piedra y digo “bueno, esto lo tengo que hacer”. Pero dependo de la computadora. Trabajo con textos e informes que llegan a la comisión, entonces los leo en la pantalla, con la letra grande. Me manejo bastante bien con los programas que uso. Me configuro la página para mi comodidad pero demoro porque, claro, tengo que ir armando las letras. No, no lo ha influenciado demasiado, sigo haciendo mi trabajo.

_ Hace un momento me contabas sobre el coro en el que estás. ¿Cómo fue que empezaste, que se te ocurrió entrar ahí?

S.B.: En el año ´91 vi un aviso, una convocatoria para armar un oratorio en ocho ensayos de Haendel. Llamé y el único requisito era un poco de lectura musical. Yo ahí ya tenía el problema en un ojo, pero con el otro veía muy bien. Creo que ahora no habría podido hacerlo. Tuve que estudiar muchísimo, pero bueno, fue tan grande el placer, que estoy todavía ahí. Se hacía un concierto en una iglesia. Nos constituimos en una sociedad civil sin fines de lucro. Se llama “Sociedad Haendel de Buenos Aires”. Después de tantos años, vamos siendo más o menos conocidos dentro del ambiente musical de Buenos Aires. Nos especializamos en oratorios.

_ ¿Te resulta complicado llevar adelante todas estas actividades que te gustan sumado a tu vida laboral, o eso nunca fue un problema?

S.B.: Tuve épocas más complicadas. Era otra etapa de mi vida, mi hijo Esteban era chico, ahora tiene 30 años, vivía mi marido…

Hoy en día tengo el privilegio, la posibilidad de hacer estas cosas que me dan mucho placer…





Viernes 10 de noviembre de 2006


_ ¿A qué te dedicas actualmente?

O.L.: Soy profesor de educación física, preparador físico y trabajo actualmente en preparación física de fútbol con juveniles de las inferiores, en la novena Boca.

_ ¿Cómo fue que te iniciaste en la actividad?

O.L.: De chico siempre me gustó mucho el deporte y en un momento de haber terminado la secundaria, no estaba muy convencido de lo que quería. Por consejo de mi hermano que un día me agarró y me dijo “que a vos te gustó siempre el deporte, porque no te metes en el profesorado de educación física”, fue que decidí esa carrera, me gustó y no la abandoné.

_ ¿Cómo se dio tu ingreso al club?

O.L.: Por medio del conocido de un amigo. Me recomendaron y entré. Hace dos años de eso.

_ ¿En que se basa el trabajo que haces actualmente en el club?

O.L.: Mi trabajo específico es la preparación física de juveniles de fútbol. Se trabaja todos los días, en medio turno o por la tarde o por la mañana, de acuerdo a las categorías. El objetivo es poner a los chicos físicamente en condiciones de competir. Se compite todas las semanas, el campeonato se juega todo el año y a veces participamos de torneos en el exterior como el del año pasado en Japón. Es como si fuera alto rendimiento por la cantidad de días de trabajo y horarios, pero obviamente dosificando las cargas porque son chicos que van de los 13 a los 18 años y cada edad tiene unas condiciones, unas características para trabajar que hay que respetar por su desarrollo físico.

_ ¿Cómo sería un día típico de trabajo?

O.L.: En general en la semana se reparte el trabajo con el trabajo del técnico. Nosotros competimos los sábados, por lo general el miércoles o el jueves, o a veces los dos días es cuando se hace concretamente entrenamiento de fútbol propiamente dicho. A veces el lunes o el martes, se trabaja más la fuerza, cerca de los partidos se puede trabajar la velocidad y la coordinación, la parte aeróbica, se va armando de acuerdo a la carga de carga de trabajo del técnico y a la planificación que uno haga.

_ ¿Qué tipo de complicaciones o dificultades acarrea trabajar con chicos de corta edad?

O.L.: Lleva un tiempo de desgaste el adaptarlos al trabajo, a las normas de conducta, a los que es un entrenamiento de todos los días. Ellos vienen de trabajar dos veces por semana, más los partidos, o a veces tres. No todos los chicos que están en las inferiores vienen de las infantiles de Boca, si no que también vienen chicos del interior, lo que lleva un tiempo de adaptación, muchos de ellos tienen el tema del desarraigo con la familia. Es un proceso largo y hay que trabajar mucho con la parte motivacional.

_Hace un momento me contabas que han competido en Japón ¿cómo es haber ido a participar allá, competir ahí?

O.L.: Me tocó viajar con un selectivo que se hizo de chicos de cuarta, quinta división y algunos de sexta. Los chicos compitieron con jugadores de edad de primera división, no profesionales. Eran universidades o colegios y después se fue participando en un torneo cuadrangular donde había equipos conocidos de Japón como el Yokohama Marinos, que es un gran club.

_ ¿A qué te dedicás fuera del trabajo?

O.L.: Además de trabajar en otras áreas de la profesión como dar clases particulares, tengo la suerte de tener una hija de un año y eso te absorbe mucho tiempo. Es muy lindo porque hasta que uno no tiene el hijo no sabe lo que es realmente, pude imaginárselo pero la realidad es otra. Si tenés la posibilidad de vivir de lo que te gusta, como yo que soy un agradecido de eso, no por eso hay que dejar la distracción, los amigos, la familia que en las buenas y en las malas son las cosas que a uno le dan ganas de seguir.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Los dibujos animados que marcaron nuestra infancia

Así es señores y señoras. Todos alguna vez de chicos tuvimos algunos dibujos animados que marcaron nuetsra infancia, algunos que eran nuestros predilectos, otros que los preferíamos más, y hasta nos fanatizabamos con alguna serie de dibujitos en especial, la cual no podíamos dejar de verla ni tampoco perdernos un solo cápitulo.
Son muchos, seguramente si cda uno de nosotros hiciera de todos los dibujos animados que le gustaron y veía de chico, o no le alcanzaría el espacio o la lista sería interminable.
Yo tengo 25 años, por lo tano pertenezco a una generación eminentemente "televisiva" o de fuertes costumbres televidentes. Esto no se inició con mi generación, pero de todos modos así nos constituímos.
Bueno, fuera de tantas consideraciones etarias y de cierto tipo sociológicas, he aquí algunos de esso dibujos animados, acompañados de algún comentario y luego alguna reflexión.

Mazinger Z

Mazinger era este dibujito de un tipo que comandaba un robot gigante (totalmnente precursor de lo que serían luego Los Transformers y ni hablar de lo mucho que antecedió a los Power Rangers y esas cosas...).
De Mazinger me acuerdo con cariño porque además de verlo por las tardes, yo tendría unos 5 o 6 años y tenía un muñeco de este robot, que estaba bárbaro. Era articulado y tenía una nabecita rembovible en la cabeza.
Además de esto, y para el que se acuerde, era bastante cómico que Mazinger tenía una "compañera robot" que se llamaba Afrodita, cuya habilidad era disparar las tetas... que en realidad eran unos proyectiles que le salían del pecho.






Robotech


Esta serie fue inigualable, y recordada por millones sin importar edades ni mayores o menores cuotas de dibujos animados vistos. Robotech estuvo dividida en tres partes, pero la más recordada es sin duda, la primera. La serie protagonizada por Rick Hunter fue un éxito total. Eran fantásticas y memorables las batallas que se sucedían en el espacio exterior, esa lluvia de misiles y rayos que se intercambiaban las naves enemigas. Y además que decir de las naves de ataque terrícolas. Se convertían en aviones interespaciales, en humanoides con forma de robot avión...
En fin, una serie completamente inolvid
able.



Los Simpsons


Los Simpsons son para mí, una serie de dibujos animados muy querida, pero a la vez muy polémica.
Muy querida por el hecho de que los segu
í desde que empezaron acá, allá por el año 94 aproximadamente. De muy pocos dibujos animados en mi vida me hice tan fanático como de los Simpsons. Con decir que hay capítulos que me los sé prácticamente de memoria y también algunos parlamentos de esos episodios...
No obstante y a su vez me resultan muy polémicos por el hecho de que ya hace alguna temporadas que cambiaron notablemente.
Y cambiaron para peor. Las voces ya no son las

mismas, ni los dibujos ni mucho menos la gracia
que alguna vez tuvieron, pero que ya hace tiempo
se perdió.


South Park

El caso de South Park fue bastante especial, porque desde entrada se planteó como un dibujo animado muy transgresor. Los trazos de los dibujos son muy rudimentarios, precarios, casi como si hubiesen sido dibujados por un nenito, pero a su vez el lenguaje y las temáticas son lo más alejado que se pueda pensar de los dibujos animados tradicionales. South Park (y en especial Cartman) es bastante "zafado", trata temas de alta sensibilidad social como el trato a los discapacitados, el racismo, la xenofobia...
Pero fuera de todo eso esta es una serie muy cómica y que no parece haber recaído en su nivel de humor.
En síntesis, con South Park te recagás de la risa.



Dragon Ball

De esta en su momento me hice especialmente
fanático. Podría haber incluído también otras series contemporáneas a esta como Caballeros del Zodíaco, Ranma & 1/2 o Los supercampeones, pero por razones de falta de tiempo y espacio me remito solo a esta.
La serie de Dragon Ball es larguísima. consta de Dragon Ball, Dragon Ball Z, Dragon Ball GT, los cortometrajes...
Pero lo que es seguro es que en su momento (a los 17 o 18 años en adelante y quizas desde antes también), me hice muy fanático de este dibujito. O sea, muy fana, no me lo perdía ni un solo día y veía hasta las repeticiones.


Y por último de este no me acuerdo bien el nombre, pero es bastante chistoso porque lo dibujan todo deforme y es bastante pavote...




Bueno, y como diría alguien muy conocido: "¡E E Eso es todo amigos!"
Iba a proponer para terminar una polémica
acerca de que tipo de recepción de estos dibujos animados o de los de hoy en día)