lunes, 14 de noviembre de 2011

Pequeño Cortázar

Mi sobrino tiene dos años. Ya habla fluidamente y casi perfectamente bien. Digo "casi" porque todavía guarda resabios de algunas cosas graciosas. Una de ellas, son los "macaquismos" que todavía emplea de cuando en cuando (me refiero a esos términos que se manejan en los dibujitos animados y que acá en el Rio de La Plata, no usamos...).
La otra cosa graciosa es que cuando pronuncia la "R", lo hace de manera muy marcada. Ayer en la pantalla de la computadora, creyó ver un tiburón y cuando lo nombró, me hizo acordar a la pronunciación afectada por los años en Francia que en Cortázar se evidenciaba:

1 comentario:

Emma dijo...

Los sobrinos son lo más.
Podés reírte y jugar con ellos, comprarles juguetes o llevarlos a pasear, y no tenés la responsabilidad de cambiar pañales, de quedarte toda la noche despierto cuando están enfermos, de soportar berrinches ni preocuparte por tener que criarlos.

Aguanten los sobrinos! =)