martes, 1 de noviembre de 2011

El placer de todos los lunes

2011 para mí, es un año en el que, entre otras cosas, me di el gusto de volver a hacer teatro. El grupo de compañeros con el que estoy ahora (en la foto) es de lo mejor. Gente con la que comparto experiencias de imaginación y creación colectiva y también a nivel personal e individual. Desde ya que todo esto se da gracias a la guía de nuestra profe, Carolina Adamovsky. Hay cosas que a uno lo satisfacen y completan y en determinado momento de la vida, entran en un período de suspenso indeterminado. Durante diez años hice natación como entrenamiento y siempre fue mi deporte favorito. Hace ya un tiempo que no me meto en una pileta y ojalá vuelva pronto.
Otras cosas que forman parte de uno, en cambio, con el paso del tiempo y los años, vuelven a ubicarse en el horizonte de posibilidades. La acción y la actuación volvieron con toda la satisfacción que me da ir a teatro todos los lunes.
En una carpeta de esas que tengo por ahí, encontré una especie de instructivo y guía para todos aquellos que quieran hacer teatro. Hay muchas cosas de las que dice esto que transcribo a continuación, que vale la pena tenerlas en cuenta.

LOS SEIS PASOS. Preguntas que definen, generan, he impulsan el trabajo del personaje.

Las preguntas que siguen tenés que responderlas siempre desde el punto de vista del personaje.

Las preguntas y las respuestas se deben ir entrelazando continuamente. Una depende de la otra. No podés haber terminado el trabajo de la primera sin que introduzcas la segunda.

  1. ¿QUIÉN SOY?

¿Cuál es mí nombre, edad, trabajo, profesión, etc.?

¿Cómo me veo a mí mismo?

¿Qué ropa llevo puesta?

  1. ¿CUÁL ES LA SITUACIÓN PRESENTE?

¿Qué hora es? (¿Qué año, qué estación del año, qué día?)

¿Dónde estoy? (¿En que ciudad, barrio, casa, habitación, etc.? ¿Cómo es el paisaje?)

¿Cuál es mi entorno? (¿Es un paisaje? ¡Qué tiempo hace? ¿En qué clase de lugar estoy y que tipo de objetos hay?

¿Cuáles son las circunstancias inmediatas? ( ¿Qué acaba de ocurrir? ¿Qué ocurre ahora? ¿Qué espero que ocurra en el momento siguiente y en el futuro?)

  1. ¿CÓMO Y CON QUÉ ME RELACIONO?

¿Cuál es mi relación con el entorno y las circunstancias, el lugar, los objetos y las otras personas que forman parte de este mismo entorno?

  1. ¿QUÉ ES LO QUE QUIERO?

¿Cuál Es mi objetivo principal? ¿Cuál es mi deseo o necesidad más inmediata?

  1. ¿CUÁL ES MI OBSTÁCULO?

¿Qué es lo que se interpone en mi camino para conseguir mi objetivo? ¿De qué manera puedo superar el obstáculo?

  1. ¿QUÉ HAGO PARA CONSEGUIR LO QUE YO QUIERO?

¿Cómo puedo conseguir mi objetivo? ¿Cómo me comporto? ¿Cuáles son las

acciones que realizo?

Algunos temas y definiciones que fuimos hablando en las clases

  • El cuerpo es la manifestación externa del actor, el instrumento más visible mediante el que se puede comunicar el sentimiento más sutil.
  • En el trabajo de actor nunca hagas análisis clínicos o psiquiátricos del personaje, escena u obra que estás trabajando, ya que sólo te va a conducir a la aniquilación del proceso creativo. Todo estudio psicoanalítico profundo que extrae una conclusión y establece una categorización del personaje y escena es probable que interese a académicos o críticos, pero bloqueará los estímulos emocionales y sensoriales que el actor necesita para entrar de pleno en el estado creativo.
  • La realidad es increíble, la realidad es un torbellino. Abracemos el mundo con ingenuidad, con asombro y emoción y ataquemos la tediosa mirada de la costumbre que oprime nuestra sensibilidad hasta limitarnos a patrones previsibles. No busquemos el sentido de la verdad clasificando nuestra percepción en un archivador. Sólo juntaremos un conjunto muerto de etiquetas y clisés.
  • Por qué no partir de la vida para crear la realidad de esa vida en la escena? Si así encaramos el trabajo, lo que surja será un reflejo de nuestra visión, de nuestro punto de vista y seremos artistas con opinión. Nuestro poder de selección es lo que mide nuestra capacidad artística. Y como sólo disponemos de un tiempo limitado sobre la escena, nuestra aportación creativa es crucial. La antítesis del arte es: La mera imitación no selectiva de la vida.
  • Si abrimos la mirada nos vamos a dar cuenta que: Las personas cambian de identidad un centenar de veces al día condicionadas por las circunstancias, las relaciones que tiene con los demás, por el tipo de situación que vive y por la ropa que lleva. Este es un proceso de improvisación que se manifiesta en todas las personas, y que nosotros al encarar el camino del actor podemos utilizar. La práctica de la observación y la autoobservación es la manera de almacenar infinitas posibilidades expresivas no ilustrativas.
  • Particulariza tu mirada y percepción con el otro y hacia el otro. No des nada por hecho ni abordés las cosas en general, hacelas lo más específicas posibles. Todo tiene que concretarse. Hay que examinar qué es cada cosa y definirla minuciosamente.
  • Cada fase del trabajo del actor es un procedimiento que consiste en “hacer creer”, en hacerte creer en “tu” existencia, en la existencia que estás generando sobre la escena. Si el actor genera su creencia, entonces el público también habrá conseguido creer en él.
  • Partiendo de que el cuerpo es el instrumento visible mediante el que comunico y manifiesto mis acciones en escena, y considerando que mi deseo es evitar la ilustración del personaje, tengo que recordar que: la voz y la dicción, la emoción, no están separados de cuerpo sino que se originan en él y brotan a través de él. En consecuencia, si el cuerpo está inerte, carente de motivación y sus posturas son artificiales, el alma también estará muerta, la mente congelada, el pensamiento preocupado por tonterías y la garganta tensa; y todo ello nos llevará a articular palabras ininteligibles de manera mecánica. Seremos actores exagerados que deambulan sobreactuando por un escenario y no seres humanos que viven en la habitación de una casa, que pasean por la calle, etc. Por eso es importante saber cuales son nuestros objetivos físicos. Recordemos: ¡Uno camina porque tiene un lugar adonde ir! En la vida lo único que nos orienta minuto a minuto es si: sabemos de dónde acabamos de llegar, dónde nos encontramos en el momento presente y adónde pensamos dirigirnos en el momento siguiente. Por lo tanto, si aprendemos a comprender y a definir lo que motiva nuestro punto de destino y nuestro consiguiente comportamiento en las circunstancias corrientes de nuestra vida, podemos aplicar el mismo proceso a las circunstancias extraordinarias, es decir, las circunstancias dramáticas que determinan la escena que debo abordar.
  • Dado que nuestra vida física sobre el escenario se desarrolla según la selección de acciones que hagamos de acuerdo con los problemas y circunstancias del personaje, hay que evitar a toda costa cualquier imitación naturalista de un estado de ansiedad. Incluso la acción de “deambular” debe estar justificada y basada en cometidos significativos y dirigida hacia objetivos relevantes.
  • Insisto: El cuerpo está constantemente en acción u orientado hacia el siguiente punto de destino que le aguarda. Pensemos que en la vida, uno siempre trata de satisfacer el deseo básico que le apremia. Así, al actuar, una animación exhaustiva del cuerpo del actor se basa en la adaptación a las circunstancias; es decir el clima, la hora del día, las necesidades del personaje, la relaciones con los demás y con los objetos, la ropa que llevamos puesta y nuestros deseos inmediatos.
  • El pensamiento NO está basado en una organización verbal de las ideas. En nuestro interior todo es asociativo, evocativo, un impulso cargado de colores, olores que nos conduce a la emoción. Por eso escribir los pensamientos de los personajes sólo puede llevarnos a ejecutar acciones meramente ilustrativas, o bien a hacer muecas para tratar de comunicar sorpresa, asombro, placer o disgusto. Para luchar contra eso tenemos de encontrar una manera de pensar “concreta” que debe desarrollarse en el escenario. El acto de pensar en concreto va precedido, acompañado y seguido de la acción. Si estás en sintonía con las necesidades de tu personaje, particularizaste su contexto y su entorno, definiste su relación con los demás, y estás alerta ante lo que ocurre dentro de vos, es decir, te implicas en los conflictos concretos de la escena, significa que estás en acción. Así no tendrás que ocuparte por lo que estás pensando. Ya que tus pensamientos estarán vivos, interactuarás significativamente con todo aquello que está relacionado con lo que das y recibes. Pero si los objetivos son vagos, y la conducta en rutinaria, cuando el conflicto no es patente, la concentración y atención se dispersa, ya sea hacia el público o hacia áreas irrelevantes de nuestra vida privada.
  • ¿Cómo pensar activamente en el escenario? En una obra de teatro/ escena/improvisación tenés que estar activo como si fuera la primera vez que todo está sucediendo aquí y ahora. Si tomas todo lo que acontece ahí frente a tus ojos y, como consecuencia, dentro tuyo, si logras familiarizarte de una manera personal y totalmente nueva con los elementos (los objetos, el vestuario, las circunstancias, la emoción de tu compañero) lograrás el objetivo: Que tus visualizaciones activen constantemente tus pensamientos y por lo tanto tu propósito de hacer planes y de resolver problemas. Y esto invariablemente te mantendrá activo y en acción teatral.
  • Prender a escuchar: Cuando mantenemos un dialogo en el escenario, escuchamos el significado y la intención de las acciones verbales del otro, siempre desde el punto de vista y las expectativas de nuestro personaje.
  • Aunque el rostro y el cuerpo reaccionan de manera espontánea todo lo que oímos, cualquier tendencia a marcar, indicar, explicar, ilustrar, o reaccionar externamente a lo que estamos oyendo será una señal de que no se está realmente escuchando.
  • Los objetos reales, el vestuario: es imprescindible utilizar los objetos y vestuario como instrumentos de trabajo y no como “accesorios”. Estos elementos son una puerta para descubrir acciones genuinas y no meros elementos ilustrativos o decorativos.

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