viernes, 28 de octubre de 2011

Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para mí

Hace un año o dos me llegó una propuesta de trabajo, una de esas donde las tareas se hacen a la distancia. El laburo consistía en redactar una gran cantidad de notas de interés general (sin copiar y pegar, con cierto desarrollo propio) que iban a ser publicadas en la página X (ni me acuerdo cuál era).
Una de esas notas que yo había tenido que redactar era algo como esto:

"¿Cómo preparar unos deliciosos caracoles?

Instrucciones:

1 – Acerca de la preparación de caracoles, existe un gran consenso acerca de su limpieza previa. Esta debe efectuarse lavando bien los caracoles en un recipiente para poder purgarlos y quitarles, de esta manera todas las babas sueltas que pudieran tener. El motivo principal de este proceso es eliminar posibles sustancias residuales que pudieran afectar a los comensales. Ya estarán listos para utilizar en la receta que hayas elegido.

2 - Poner los caracoles en una bolsa de rejilla cerrada colgados en un sitio fresco, durante dos semanas, para que ayunen y se limpien bien.

3 - Poner un litro y medio de agua con sal en una olla, calentarla y cuando esté templada echar los caracoles para que salgan, y entonces subir el fuego a tope, cocerlos unos 10 minutos.

4 – Finalmente se procede a guisarlos, hornearlos, o freírlos, según la receta que se siga."

Ese trabajo de redacción y cobro a distancia ni empezó efectivamente ni mucho menos funcionó. Lo cierto es que no se si en algún momento vaya a cocinar algún plato tan exótico como esos caracoles, pero falta cada vez menos para irme a convivir con la mujer de mis sueños y voy a cocinar todo lo mejor que pueda (mejor que en la foto de abajo, en la que agarré la espátula con mi mano no hábil).

1 comentario:

Lucas Fulgi dijo...

Nunca comí caracoles... ni planeo hacerlo en un futuro cercano. Pero estaría bueno un día haceerlo, solo por el hecho de comer un plato que tanta gente coonsidera feo sin haberlo probado.

Saludos