Hacés un golazo de media cancha y sos el más capo de todos los Riquelmes, los Diegote, Betito Marcico, Palermo y todos juntos. Después te das cuenta que no sos más que el muñequito de metegol que la rompe en la canchita de dos por dos. Apretás los dientes, corrés, te sube todo el efluvio que te querés sacar ya de encima y cuando te querés dar cuenta, dejás todo atrás y te das un chapuzón de rabia suburbana anti represiva.
Cypress perseguido… ¿o perseguidor?
Hace 2 años
1 comentario:
Qué alegría volver a leerte, me encantó encontrar tu comentario en mi algo abandonado blog. Lindo lo que cuentas en tu propia crónica del viaje. Un gran abrazo y también espero que el 2014 sea muchísimo mejor que el 2013 que ya quedó atrás.
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