No podría haber mejor excusa que la de la canción popular con aires del regreso autoreferencial.
Cypress perseguido… ¿o perseguidor?
Hace 2 años
Las mil y una noches - Tomo II. Capítulo 111. Palabras de la segunda joven."¿Alguna día volverás a mí? ¿Serás la de antes? Solo respuestas lacónicas me aguardan detrás del teléfono. Una tarjeta postal será el último aliento de este esfuerzo"; divagaba, garabateaba vanos pensamientos en su cabeza. L. redoblaba los esfuerzos para entretenerse mientras esperaba que llegara alguien para comenzar su trabajo. Reflexiones, viejas canciones, lecturas de lo que sea que encontrara a mano lo mantenían ocupado mientras seguía su espera.
Ella dijo:
El gran visir Dandán prosiguió de este modo:
Entonces se adelantó la segunda joven, que tenía una mirada muy brillante y una cara muy fina, animada por una eterna sonrisa. Besó siete veces la tierra entre las manos de su difunto padre el rey Omar Al-Nemán, y dijo:
—Reverendo amigo —dígole yo, sentado en el poyo, con la barba apoyada en el puño del
bastón, mientras él anda cuidando sus berzas—, no me parece que sea ya tiempo el que
corre de escribir libros, ni siquiera de escribirlos por broma. En relación con la literatura,
como con todo lo demás, tengo que repetir mi habitual estribillo: ¡Maldito sea Copérnico!
—Hombre, ¿y qué tiene que freír en esto Copérnico?— exclama don Eligio, irguiendo el
busto, con la cara que le echa fuego bajo el sombrero de paja.
—Pues sí que tiene que freír, don Eligio. Porque, cuando la Tierra no giraba...
—¡Y dale! ¡Pero si ha girado siempre!
—No, señor, no ha girado, porque el hombre no lo sabía, y, por lo tanto, era como si no
girase. Además, que usted no puede poner en tela de juicio lo de que Josué detuvo al Sol.
Pero dejemos esto a un lado. Digo que, cuando la Tierra no giraba, y el hombre, vestido de
griego o de romano, hacía en ella tan gallarda figura y tenía tan alta opinión de sí mismo y
se recreaba tanto en su propia dignidad, me parece lógico que pudiese encontrar gusto en la
lectura de una narración minuciosa y llena de pormenores oc iosos. ¿Dice o no dice
Quintiliano, como usted mismo me ha enseñado, que la Historia, debía escribirse para
contar y no para probar nada?