viernes, 9 de agosto de 2013

Detrás de las palabras



La biblioteca. Lugar interesante, si los hay. No, no es una ironía pretendida de la antítesis de un lugar supuestamente entretenido para pasar una hora o dos. Para Jorge Luis Borges, no había mejor lugar en el que estar; casi como morar en un santuario. Ese es el imaginario que también forma parte de lo que se entiende por y lo que representa una biblioteca.
Para un futuro bibliotecólogo escolar, acudir a una biblioteca, a la sala de referencia, es lo más normal. Encomendandome a esa tarea, descubrí un libro que me atrapó inmediatamente la atención. Se trata del Diccionario etimológoco del lunfardo, de Oscar Conde.
¿No podía haber sido un hallazgo más adecuado, no? Una refracción hacia el propio mundo de lo letrado. La etimología de las palabras, o sea el orígen de su significado, que en este caso cubre el campo de aquellas que son tan propias de los porteños y argentinos en general. Aquellas palabras del lunfardo que ya tan  naturalizadas las tenemos.
He aquí el prólogo y las primeras páginas del ya mencionado diccionario.

No hay comentarios: