Para el surrealismo, política y arte iban de la mano. Según esta perspectiva, "lo más natural" era plantear la subversión del estado de cosas que perpetuaba la opresión y explotación del hombre por el hombre, en lo político, lo cultural, lo artístico y en todo tipo de formas de expresión.
Una reunión cumbre, en este sentido fue la que se dio en 1938, en Méjico. "Por un arte revolucionario independiente", fue el nombre del manifiesto en el que se plasmaron los fuertes lazos y las ideas en común entre el trotskysmo y el surrealismo.
Diego Rivera, León Trostky y André Breton |
Reunión cumbre en tierras aztecas, 1938. |
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