De adolescente la música clásica, en general, me aburría. Uno a esa edad es chico, huevón y se cree re quilombero. Me acuerdo haber ido con el curso de la secundaria al Teatro Coliseo a escuchar la interpretación de la obra de vaya a saber quién... y me dormía. Es que como dije, en ese momento de la vida de uno, ni idea acerca de esas cosas.
Hoy en día es diferente. Me gusta mucho la música clásica, tengo mis compositores favoritos, siempre soy abierto a conocer más acerca de este arte musical, conozco algo de las etapas en las que se fue constituyendo, etc. Uno de los compositores que más me gustan es Richard Wagner. Sin meterme tanto en las cuestiones más técnicas y de conocimientos musicales, los cuales debo admitir que no poseo, de Wagner me interesa mucho algo más aparte de su obra en sí. Me refiero a su concepción del arte total. Wagner transformó el pensamiento musical a través de la idea de Gesamtkunstwerk ("obra de arte total"), la síntesis de todas las artes poéticas, visuales, musicales y escénicas queda plasmada en su monumental ópera dividida en cuatro partes El anillo del nibelungo. Wagner construyó su propio teatro de ópera para escenificar estas obras del modo en que él las imaginaba.
Es ese elemento el que me resulta particularmente atractivo en este genial compositor, su intención de lograr la síntesis entre artes tan diversas como la música, el teatro, la poesía, la danza u otras. Por otra parte, Wagner no fue el único que concibió esas ideas acerca del arte total; además de él también hubo otros que incurrieron en ese terreno como el artista y vanguardista Wassily Kandinsky y la escuela psicológica de la Gestalt, de quienes tratataré brevemente a continuación.
Kandinsky formó parte de la segunda etapa del movimiento expresionista, una de las primeras vanguardias artísticas del siglo XX cuya crítica principal fue la negación al racionalismo y la representación concreta. Su primer obra deliberadamente abstracta fue una acuarela pintada en el año 1910. Kandinsky ingresa a la Bauhaus en 1922. Luego de haber dejado la dirección del Instituto para la cultura artística (INCHUCK) en Moscú bajo la influencia del constructivismo ruso, asume sus funciones de profesor del Taller de pintura mural tras la invitación de Walter Gropius. Su llamamiento se produjo en una época en que la etapa expresionista comenzó a decaer.
Kandinsky lideraba al grupo Der Blaue Reiter (el jinete azul), que propugno la idea de “arte total”, una búsqueda mas armónica a través de curvas y asociaciones cromáticas. El arte sinestético que el artista proponía como forma de expresión y establecimiento de formas, se basaba en la idea de un arte integral e integrado dentro del cual estuvieran a punto de caer las murallas que dividen a las artes por géneros, en cooperación de música, pintura y la danza. El color, el punto y la línea serían vistos como elementos puros y eternos que transmiten la esencia del movimiento, la musicalidad y la armonía que parte de un principio de necesidad interna. Color y forma son el aspecto externo de un contenido interior y que la armonía de los colores o las formas deben descansar sobre el principio del contacto adecuado del alma humana (la vibración espiritual).
Kandinsky y la Gestalt:
Ya en su libro “Punto y línea sobre el plano” (1926) el pintor muestra un punto de vista integral que presenta sorprendentes paralelismos con la psicología de la forma o Gestalt, que por entonces se desarrolló en Alemania. Su crítica se basaba en un concepto científico antipositivista por no concebir la percepción de las formas como una combinación de unidades sensoriales atomistas, susceptibles de ser medidas y contadasEl campo de la percepción para este grupo es concebido como un todo, como un proceso global de percepción de formas más que la percepción de una suma de estímulos locales.
Cada campo se percibe, según esta teoría, en forma sintética e integral en donde la forma se da en el momento de percibir una figura y un fondo.
El principio sinéstetico de la forma y la importancia intercultural de las leyes de la forma, se ajustaba al pensamiento de Kandinsky.
Bueno, y en caso de que ya esté atosigando con tantas cosas sesudas, paro acá y dejo algo para que deleiten sus oídos. Ya decían por ahí que la música calma a las fieras.
El fragmento en cuestión es de "La Cabalgata de las Valkirias" de Wagner, dirigida por otro grande, Arturo Toscanini.
Fuentes: Wikipedia y joan-soriano.blogspot.com
5 comentarios:
Aahh... qué ganas de invadir Polonia...
XD
Beso!
Me hiciste acordar a Planilandia y también a Carl Sagan explicando la 4ta dimensión.
Andásaber!
Saludos de blog, viste?
Talita
hola! leí tu post y si bien yo mucho de clásico no entiendo, me acordé de varias cosas que me enseñaron en plástica y música en el colegio (sólo había hasta tercer año) y lamento no haberlo aprovechado más en el momento, como vos cuando te qeudabas dormido en la ópera.
saludos!!
me empezó a gustar la música clásica
con la escena del helicóptero de Apocalipsis now
la marcha de
genial! wagner
bien dicho, muy bien dicho. No estaría mal, en esta época, tener artistas -y hombres en general- integrales.
saluos!
(me quedo con Beethoven y por cuestiones técnicas =D)
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