jueves, 11 de julio de 2013

El exorcismo invertido

Una multitud se agolpa, curiosa y ávida de la acción que se está por desarrollar. En el núcleo del anillo de gente que se forma, las dos figuras concitan toda la atención. ¿El exorcista y el poseído?
Los gritos y vociferaciones se hacen cada vez más desenfrenados ¡Dios, Dios, te invocamos! ¡El Diablo en el cuerpo, es el Diablo! Un exorcismo típico, de esos que se ven en películas o en ceremonias que hoy en día son más habituales en templos evangelistas y pentecostales y que antiguamente eran práctica asidua del catolicismo.
Solo que en este caso la escena es distinta. Radicalmente distinta. ¿Qué tal si en vez de querer quitar los demonios de alguien poseído, se quisiera hacer lo inverso, meterselos e incorporárselos?
La concepción de exorcizar los “demonios” de un cuerpo humano, remiten a purgar los males que tomaron el ser de una persona. Simbólicamente, el efecto es el de generar terror en los desviados que puedan perder la razón por las perversas pasiones que puedan hacerlo cometer los peores actos. ¿Alguien dijo pedofilia, explotación y reducción a la servidumbre? No eso no es considerado "obra del demonio". Es algo bastante terrenal. Asesinatos de los peores que se leen en la sección de policiales. Tampoco son posesiones diabólicas. Son sucesos de perversos marginales, bastante terrenales.
Vuelvo a lo simbólico. En el cristianismo, el exorcismo tiene el efecto terrorista de acatar a la autoridad que marca lo que no se debe, como no debe ser la conducta, etc. Incontables tratados sobre demonios. Páginas y páginas sobre dicha mitología.
¿Y si lo que advirtiera el famoso Diablo fuera otra cosa? Ojo con la autoridad incuestionable que te obliga a seguir una moral impostada, que te obliga a "convertir" a otros que no comparten tu ideología a que vean al mundo exactamente igual que vos; a que acates la condena a homosexuales, a mujeres que abortan y deciden sobre su propio cuerpo y sobre su maternidad. En ese caso, el exorcismo invertido cobraría otro significado.
Liberar las ataduras sobre la antigua condena de las religiones monoteístas sobre el cuerpo.
Hay alguien que busca incorporar demonios a su cuerpo ¿Para qué? Pues, para potenciar sus capacidades amatorias, para dar rienda suelta a sus deseos inconscientes y tantos otros que se puedan imaginar. ¿Cómo pretender lograrlo? Con algún ritual que inclusive puede ser... ¡bailar.

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