Hace dos meses y medio, y como todos los años, se conmemoraró el 1° de mayo, el “Día internacional de los trabajadores”, es necesario dirigir unas palabras a un grave problema ligado a lo laboral que sigue sin resolverse.
Desde hace ya algunos años, y concentrado en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, el fenómeno de los talleres clandestinos deja a la luz el problema de la desprotección que sufren las personas que son empleadas en dichos talleres. Allí se fuerza ilegalmente a los trabajadores a jornadas laborales de entre 14 y 20 horas a los que son sometidos a cambio de una remuneración escasa. Estos trabajos (de muy distinto tipo) se dan en un marco donde abundan los abusos. No se respetan sus derechos más elementales, se los esclaviza.
Según nos enseña nuestra historia, el 4 de febrero en la Asamblea del Año se declaró libres a todos los esclavos que en calidad de tales entraran al entonces territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Esto quiere decir que hace dos siglos, la esclavitud es ilegal en la Argentina y desde ya, en todo el mundo.
Es por esto que se hace cada día más imprescindible, y en este contexto de conmemoración de los trabajadores y trabajadoras que dejaron su vida reclamando y luchando por sus derechos, tomar conciencia del problema del trabajo esclavo en la Argentina y la necesidad urgente de ponerle fin.
Esto, además de dar por sentado la continuidad de prácticas de explotación al nivel del esclavismo, tiene el objetivo de alertar. Dar la alarma de que además de los talleres clandestinos, hay otro trabajador sobre el que hay serias posibilidades de que haya sido asesinado. Daniel Solano, trabajador de Expofrut está desaparecido y en Salta su provincia, no hay pista sobre él.
La complicidad del Estado, el encubrimiento del Poder Judicial y el silencio cobarde y cómplice de los sindicatos -los que debieran defender a los peones rurales de la zona- victimizan una y otra vez a Daniel, trabajador golondrina de la región que logró percibir la estafa descomunal que la multinacional Expofrut y las tercerizadas aplicaban a los trabajadores. A partir de entonces, se organizó todo el aparato mafioso estatal y empresarial para eliminar a un trabajador peligroso. (Fuente).
De enormes similitudes con el caso de Mariano Ferreyra, donde el entramado de empresarios, funcionarios estatales y burócratas sindicales, conformó el trípode que derivó en el asesinato de Mariano, el caso de Daniel Solano requiere llevar bien en alto la consigna de ¡juicio y castigo a todos los culpables!
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