Las culturas postfigurativas son aquellas en las que las tradiciones y costumbres de las generaciones adultas son transmitidas y enseñadas a las culturas jóvenes sin problemas de aceptación. En el extremo, lo postfigurativo alude al paso de tres generaciones donde nada significativo cambia ni se critica.
En las culturas cofigurativas, el cambio en las experiencias de las generaciones más jóvenes es patente y en algunos casos, permanente y profundo. Esos casos pueden ser la llegada de un colonizador, una revolución, una conversión religiosa, etc. Esas generaciones jóvenes pasan a establecer una brecha con lo que los mayores pueden enseñarles; aprenden entre pares u otros que comienzan a adquirir los nuevos modelos sociales.
Por último, las culturas prefigurativas son aquellas en las que se da cierta combinación de las dos descriptas con anterioridad. Ni la inmutabilidad, ni el cambio permanente; más bien cierta apertura a lo desconocido.
Cultura y compromiso, de Margaret Mead, es el texto que (en el 2do capítulo) terminé de repasar para el final de Comunicación y Educación, que hace unos días comenté que estoy preparando. A dicho texto corresponden los conceptos con los que empecé ésta publicación. No podría calificar del todo a esto como un tiempo restado al repaso; escribir lo que terminaste de entender, ayuda. Eso yo creo que es así.
Por último, encontré que todo esto de la transmisión se relaciona bastante con lo que se puede leer en el último libro de Zygmunt Bauman, Los retos de la educación en la modernidad líquida.
Cypress perseguido… ¿o perseguidor?
Hace 2 años
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