(Del 05/02)
Estamos en Holguín, es el segundo día en la Ciudad y hoy nos vinimos desde la mañana, para aprovechar, a la playa de Guardalavaca. Es una playa sobresaliente de linda. Arenas blancas, algunos arbolitos como en el que estamos a la sombrita y en especial, las aguas del Atlántico que son increíbles.
Hace un momento tuvimos que interrumpir la redacción porque nos trajeron el almuerzo. Tal y como dice esa expresión de que estuvo más bueno que comer pollo con las manos, así fue el pescado frito (que así lo comimos, con las manos) con arroz moro y bananas fritas en rodajas.
Acá todo es inmensidad en el cielo y las aguas, azul verdosas y fresquitas, ideales para nadar.
En la casa de familia en la que nos estamos quedando la pasamos con comodidad. Casualmente, en un paseo, pudimos conocer al cubano con la opinión más interesante del estado actual de Cuba que hayamos escuchado hasta ahora.
Supo de documentos de la CDR (Comité de Defensa de la Revolución) que tomaban cartas en el desarrollo de la persecución política contra diferentes clases de opositores.
Ni bien llegamos ayer, se dio una charla espontánea con él (y la otra pareja de huéspedes, también de Bs As) y sostuvo tres puntos muy interesantes. Que a causa del la característica burocrática del que fuera el Estado obrero cubano y sumado al amplio cuadro de carestías constatadas, se verifica una retención de las fuerzas productivas.
El estado actual del arte en Cuba es el de un avance de la lógica mercantil de la Industria Cultural. Lo llamó mediocridad. Tendencias de mensajes y letras que abundan en amoríos y escapismos y fórmulas seguras y redituables, y una menor (o subterránea) corriente de música y otras artes orientadas a lo social y las expresiones contra la opresión.
Por último, la aún eficaz represión oficial de disidencias ideológicas (aunque no ahondó en las de tipo obreras, o no lo precisó). La visión de alguna posible transformación social que dio, fue por lo menos, democratizante. Los cambios, si ocurrirían, se darían desde el Estado, de un modo verticalista. En su perspectiva (y esto me preocupó, dado que lo noté conversando con algunos cubanos más), la clase obrera cubana no solo no cumple ningún rol activo ni de organización; ni siquiera es considerada como tal en la actualidad.
Al pasear, la plaza (Calixto García) y la zona céntrica de Holguín es muy linda y tranquila. A la noche descubrimos una especie de peña a la vereda (junto a La Casa de la Trova) en la que jubilados y gente mayor bailaba al ritmo del son. Conocimos a un muchacho copado de Turquía y al rato descubrimos algo inesperado. Una especie de pub en una terraza en la que pasaban Metal al taco; Sistem of a Down, Fear Factory, Pantera.
Coincidentemente, en esta vacación las lecturas de un lugar a otro son de lo mejor que pude traer. En "El hombre que amaba a los perros", se reveló algo que uno de los protagonistas no esperaba, ligando a un hombre misterioso con el asesino de León. También en los "En defensa del marxismo" que traje; en uno del '97 que traje, artículos de El Che y su relación con los trotskistas cubanos, otro sobre El Che en Bolivia e incluso uno sobre el papel liquidacionista sobre la lucha de clases por parte del Secretariado Unificado de la IV Internacional o del N° 43 sobre el papel moneda, oro y la crítica de Marx a la teoría cuantitativa.
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