¡Buenas noches! Acá son las siete y veinte y hace poco más de media hora que anocheció.
Segundo día en Trinidad y el tiempo está agradable, fresquito, pero no frío como anoche. Hace un rato jugamos tres partidos de dominó en una mesa que está del lado de afuera de la pieza, junto a la ventana, con el juego dispuesto. Silvina me ganó tres a dos (de cinco partidos) y nos acordamos de aquellas escenas en algunas plazitas de Santiago de Cuba en las que el dominó se juega con mucho fervor (tanto como el truco en nuestro país), con mucho público alrededor y al perdedor se le cuelga del cuello un cartel con el epíteto de "pato" (¡!).
Acá en Trinidad hay una concentración notable de turistas (en su mayoría de Europa y otros de Canadá) y eso incide en que Trinidad sea la tercera ciudad cubana con mayor afluencia de turismo y al mismo tiempo, carísima para prácticamente todo.
Hoy a la mañana hicimos una excursión muy interesante, al Valle de los ingenios. De esa zona visitamos primero la casa hacienda Guáimaro, del que fue un criollo potentado al punto de tener esa estancia con la zafra en la que 360 trabajaban la caña de azúcar. Luego la Torre Manaca Iznaga, desde la que se accede por escalera a unas vistas panorámicas increíbles de los alrededores. A continuación visitamos otra gran finca, "San Isidro de los destiladeros", en la que las ruinas de la gran mansión del patrón y las de las casas de los esclavos, estaban próximas a las diversas instalaciones por las que se elaboraba paso a paso el producto de la caña de azúcar y luego melaza, a elevadísimas temperaturas, para obtener aguardiente.
La excursión la hicimos con un taxista bastante locuaz y que al principio llevó la charla al terreno político argentino. Esto motivó que discutamos con él desde nuestras posiciones, al señalar el hilo conductor del ajuste kirchnero-macrista, ya que a cada rato esgrimía las bondades del latinoamericanismo progresista, el Nac & Pop incluido, en contra del "avance de la derecha", puntualizando en Macri. Luego al desarrollar su percepción sobre el presente de Cuba, se evidenciaban varias de las contradicciones que padecen los trabajadores y la sociedad cubana, a pesar de que en general su visión era de un esquematismo oficialista notable.
Una particularidad de Trinidad son las numerosísimas calles empedradas y con lomas que hay, fundamentalmente en el casco céntrico en el que estamos. Alguien con movilidad reducida se las vería en figurillas por acá.
Además de haber conseguido anoche un lindo restaurante al que estamos volviendo, ayer caminando por la calle, vimos un par de escenas bastante particulares.
Una fue la de una guardería de nenitos de jardín en la que, desde ventanas que daban a la calle, se los veía dormir la siesta en varias camitas. Junto a la ventana tenían mecedoras con forma de caballitos de madera.
Más temprano, paseando por distintas calles, pasamos por una escuela primaria a la que nos invitaron a pasar. Además de contarnos algunos pormenores del ciclo lectivo y de la moderada cantidad de alumnos por clase, nos mostraron la más cruda carencia de recursos que padecen escuelas como esas. Edificios que se caen a pedazos, falta de papel para escribir, de lápices e inclusive presupuesto y dinero (de esto último nos pidieron y les dimos lo que pudimos). Un panorama francamente duro e inesperado de ver en Cuba, siendo nosotros educadores. Me dejó pasmado.
Ya es hora de ir a cenar, así que muchos saludos y hasta pronto.
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